Fuente: "R1C0T3 Today: Videojuegos" via R3Team in Google Reader
Expuesto el: viernes, 23 de abril de 2010 21:00
Autor: José C. Castillo
Asunto: Diario D1 Videojugador: Mucho + que juegos
El otro día me encontré por casualidad a una vieja amiga. Tocaban las preguntas de rigor: ¿cómo te va? ¿a qué trabajo malpagado dedicas tu vida? ¿cuántas veces te has divorciado? en fin, lo típico. Le respondí que había terminado la licenciatura de periodismo y que me había especializado en ocio electrónico. Ella, con cara de circunstancia me pedía que le hablara en cristiano y así lo hice: -Trabajo como periodista escribiendo sobre videojuegos. Tonto de mí si creía que su rostro iba a cambiar de expresión: -¿Videojuegos? -preguntó ella con mayor incredulidad si cabe. -Sí, en lugar de escribir sobre política o deportes, lo hago sobre desarrolladores, nuevos lanzamientos y estudios… No hubo manera, en aquella batalla dialéctica del ¿quién ha aprovechado mejor el tiempo desde la última vez que nos vimos? ella pareció resultar vencedora pues eso de “periodista especializado en la industria del videojuego” no terminó de sonarle lo necesariamente “prestigioso“. Por ello se sorprendía mientras le enumeraba ilusionado los medios en que había trabajado, las personalidades a quien había conocido y los eventos que había tenido el placer de cubrir. ¿Qué se le va a hacer? Todavía hay personas que no acaban de entender que la del videojuego es una industria como cualquier otra y que cuando uno se dedica a ella, el pasarse las horas delante del televisor aporreando botones supone una ínfima parte del listado de quehaceres. Porque ésta, nuestra afición, nuestra profesión, no empieza encendiendo la consola y acaba con su desconexión, todos lo sabemos muy bien. Cuando uno es amante de los videojuegos no sólo siente ese deseo irrefrenable de poner las manos encima del controlador, sino también de saberlo todo. Necesitamos estar informados a cada minuto, a cada segundo: conocer el último anuncio, degustar cada milésima del más reciente trailer, replicar la última escándalosa declaración. ¿Cómo si no se explica el que nuestro sector sea uno de los más profusos en Internet? Millones de webs y blogs pueblan la red y somos nosotros, jugadores y profesionales, quienes la alimentamos con ese ímpetu por el conocimiento y el debate, que no son sino recursos a los que recurrimos como panacea para acortar la espera entre juego y juego. Antes de completar el último Final Fantasy ya estamos buscando como locos información sobre una nueva entrega, revolcándonos en el lodazal del hype, debatiendo con nuestros colegas del otro lado del charco qué novedades puede incorporar ésta o cuándo podría ver la luz y en qué plataformas. Y es que a menudo dicho compañero, el hype, la expectación, se disfruta tanto o más que el propio juego. Por eso todos lo alentamos, incluídos los desarrolladores. Véase a Peter Molyneux sin ir más lejos: famoso por sus polémicas y endiosadas declaraciones y como él tantos otros que, en el fondo, no son más que jugones deseosos de armar revuelo y divertirse con éste. Ahí está la clave: diversión. Tenemos la suerte de haber escogido como predilecto un hobby con el que tanto nos divertimos atravesando cada mundo del último Mario Bros como buscando información sobre los nuevos proyectos de su creador o, en mi caso, proporcionándoos dicha información. No me equivoco un ápice si digo que mi trabajo es también mi pasión, que disfruto por igual jugando e informando y que tengo la suerte de ser retribuído por ello, algo que muchos no entienden, porque desde siempre el trabajo y la autorrealización han permanecido ajenos. Trabajar es una obligación que nunca puede disfrutarse. El tiempo ha ido demostrando la gran mentira que dicha afirmación esconde. Por ello reivindico que los videojuegos son algo más que la sesgada y nimia percepción que socialmente se les ha asignado: los videojuegos son mi profesión y me siento tremendamente afortunado por ello. |
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